Gérard Ramon

Si asume una herencia clásica, este escultor la ha adaptado a sus exigencias plásticas. Cobre, bronce y, más recientemente, acero vibran bajo su mano.

Alejado de las modas efímeras, Gérard Ramon, que fue alumno de Marcel Gimond en la Escuela Nacional de Bellas Artes, siguió su propio camino que lo lleva a expresar su verdad con genuina sinceridad. Su arte está habitado por la idea de belleza en el equilibrio de las formas vivas, en la flexibilidad y voluptuosidad de los cuerpos femeninos en sus proporciones armoniosas. En este generoso trabajo, las jóvenes son todo vida y modestia; su carne palpita bajo la luz en una obra donde la espontaneidad se combina con la reflexión. Cada modelo con volúmenes a veces concisos se ofrece a la vista y a través de la edad de estos cuerpos aparece el alma. Los enormes volúmenes están organizados según una soberbia disposición arquitectónica, como "L'Eveil" o "Le Jeu", una escultura-fuente.

Importante figura de la estatuaria contemporánea, Gérard Ramon nos revela la realidad sin copiarla y nos hace comulgar con el mundo visible a través de la materia y sus desnudos suntuosos y carnales nos conmueven. Pero el artista también sabe plasmar el movimiento detenido: “L'Elan” donde el personaje representado en la ingravidez posee fuerza conjunta y ligereza. Siempre en busca de nuevas creaciones a lo largo de su carrera, Gérard Ramon se dedicó durante un tiempo a la técnica del modelado del cobre en chapa y luego al trabajo del acero.