Daphna Laszlo-Katzor

Mis obras de arte digital se crean integrando la técnica de la fotografía digital con los gráficos por ordenador. Las obras se componen de muchas capas de fotografías. Las fotografías que aparecen en mis obras se toman tanto en mi estudio como en un entorno natural, a veces tras una planificación previa y otras al azar. Posteriormente se incorporan a estancias, espacios y elementos gráficos que creo con medios digitales. Al emplear diferentes técnicas en una pieza, los detalles de las fotografías que aparecen en ella se dotan de un nuevo significado y se crea una nueva realidad compuesta por todos los detalles que se han unido. Mis piezas de arte digital son surrealistas; el surrealismo sirve bien a los mensajes que pretendo transmitir con mis obras.

En mis obras, el pasado se yuxtapone al futuro, el mito de la valentía al del empoderamiento de la mujer, el mito de la supervivencia al de la conmemoración. Se establece un diálogo entre las historias y los personajes en el que se debaten cuestiones como el rango social, la identidad, la fuerza, el poder, la adamancia y el destino.

Al parecer, todas las obras transmiten la sensación de que la experiencia del escenario es ambivalente, moviéndose a lo largo del eje de un sitio real y de ninguna parte. Por un lado, buscan la conexión con el pasado y el sentido de pertenencia a él; por otro, se sitúan en una frontera poco clara entre los tiempos. En realidad, se trata de escenarios imaginados desprovistos de un tiempo concreto.

He integrado culturas y tradiciones, creando así un mundo en el que se entremezclan realidad y ficción. He creado una realidad imaginaria novedosa, de un escenario basado en un tiempo diferente y poco claro, que intento examinar. Hago que el espectador disfrute de la estética clásica, de una gama de colores hipnotizante y de una belleza pastoral embriagadora. Sin embargo, tras una revisión meticulosa y una comprensión profunda de cada detalle y gesto, se descubren las revelaciones ocultas y duras, y se llega a la conclusión de que las escenas sirven como alegoría del estado del hombre, la sociedad y la cultura en su conjunto, y de la imagen del mundo que estamos dejando atrás.