Anneke Klein-Kranenbarg

Lo que caracteriza la obra de Anneke Klein Kranenbarg es el papel primordial que atribuye a la mirada. Mirar es un acto tan elemental que nuestra percepción visual del mundo nos parece evidente, hasta el punto de que ya no somos conscientes de ello.

Es esta aparente obviedad la que Anneke Klein Kranenbarg busca romper en su trabajo. A través de sus composiciones estudia formas básicas como el cuadrado y el rectángulo, cuyos elementos desmonta para obtener una nueva construcción, nuevas formas. Para ello utiliza hilo negro o rojo, placas de plexiglás transparente y papel de calco. Los alambres se estiran por encima o por debajo de la placa que perforan y unen. Para el espectador que se mueve frente al objeto, el efecto percibido es un sutil deslizamiento de las líneas hacia otras configuraciones de formas bidimensionales o tridimensionales.

Así, el artista reúne estos aparentes contrastes en una sola obra. Y es de esta coherencia entre bidimensionalidad y tridimensionalidad, simplicidad y complejidad, que resulta una tensión visual muy particular. Ahí radica la fascinación de Anneke Klein Kranenbarg, y su investigación pretende hacer perceptible esta fusión de oposiciones. El efecto de la luz y la sombra es a menudo determinante para la aparición espacial de las formas.

Monique Groot, periodista e historiadora del arte.