El bosque no tiene memoria. Quien entra puede olvidarse de sí mismo.
No sabremos nada sobre la presencia de esta mujer en el bosque.
Una escapada o un escape… Un antes… Un después…
Lo único que importa es el poder del lugar, la fusión del cuerpo y la planta.

“La Luna no tiene nada que temer de los lobos” es mucho más que una simple serie fotográfica de cuerpos desnudos en el bosque. Es una exploración profunda de la relación entre el hombre y la naturaleza, un diálogo entre fragilidad y fuerza, entre desnudez y belleza cruda.

Yendo en contra de los errores del Antropoceno, este proyecto se sumerge en un bosque soberano, donde los humanos y la naturaleza reinventan su vínculo.
Es un camino paciente, lejos de la ciudad, de los encierros, de los miedos, de las incertidumbres. Es un cuerpo desnudo que presta su fragilidad de porcelana a los elementos, que cuenta con el viento, la tierra, el agua de los ríos, los árboles centenarios. Un cuerpo que se integra en un entorno todopoderoso para sacar de él nuevas fuerzas.
Nada hay más vivo que esta disolución libre y confiada en una naturaleza sin juicio.
A través de esta serie, VAM y Jean-Pierre Gilson cuestionan nuestra relación con nuestro entorno natural así como con nuestro propio cuerpo, empujándonos a pensar en nuestro lugar en el ecosistema y en la necesidad de reconectarnos con nuestra esencia más pura, la liberada de los artificios y limitaciones impuestas por la sociedad. Nos recuerdan que la naturaleza es nuestra cuna, nuestra fuente de inspiración y nuestro refugio, y que nuestro cuerpo es un templo sagrado que debemos apreciar y respetar.

Con el bosque como vínculo, el artista visual VAM y el fotógrafo Jean-Pierre Gilson confrontan sus mundos. Trabaja sobre el cuerpo, los arquetipos de lo femenino y sus leyendas. Destaca la poesía secreta de los paisajes. La serie “La luna no tiene nada que temer de los lobos” es el resultado de tres años de colaboración.