Ronald Dupont

Ronald Dupont nació en 1961 en Comines, Bélgica, donde aún vive y trabaja. Autodidacta, ha estado pintando y esculpiendo arcilla y bronce desde 1988. Sus primeras exposiciones destacadas datan de 1994. Actualmente se presenta en todo el mundo. Las escenas urbanas de Ronald Dupont ilustran a la perfección el frenético bullicio y la energía de Nueva York, la ciudad que nunca duerme. Se trata de representaciones de Manhattan vistas a través de los ojos de un artista europeo. Su perspectiva es interesante e inusual, y los ángulos elegidos a menudo son desconocidos para los propios neoyorquinos. Si sus lienzos son coloridos y figurativos, son deliberadamente despojados, mientras que los rasgos de sus personajes recurrentes se permiten solo unas pocas expresiones demostrativas. Desde 1988, su trabajo ha ido evolucionando, tanto en la decoración como en los materiales utilizados, para infundirle ritmo y carácter. Ronald Dupont usó primero pintura al óleo, luego cera. Hoy trabaja con trementina de Venecia, lo que le permite capturar los reflejos cambiantes de la ciudad. También hace que el papel y otros materiales coexistan para reflejar impresiones pacíficas, así como nerviosas, impulsivas e incontrolables. Esta búsqueda de la novedad, para que esta "base" no se canse nunca, puntúa obstinadamente el planteamiento del artista. Al engañar nuestra aprehensión de la perspectiva, abre su pintura a otra dimensión hasta ahora invisible. Al ojo le gusta perderse en la complejidad y riqueza de sus composiciones, sus colores brillantes y texturas sofisticadas. Las luces de neón de Time Square atraen, al igual que esta luz a menudo saturada que se funde en las fachadas y nunca revela su origen. El artista representa una Nueva York que a menudo se visita con demasiada rapidez. Sin embargo, cualquier viajero puede identificarse con él y sumergirse en la atmósfera única que sabe crear. Sus pinturas nos desafían incitándonos imperceptiblemente a interferir en su vida diaria. Una vida cotidiana similar a la nuestra, a la del artista. Es una pintura enigmática, abrumadora, llena de vida pero también de miedos y fragilidad por preservar. Un trozo de vida sincero y personal que nos recuerda que la verdad no es única ya que se parece a nosotros.