Georges Troubat

Georges Troubat, nacido en 1951 en el Allier, regresó a la pintura después de una larga desviación de la vida. Durante esta larga ausencia de treinta años, siempre "pintó" en espíritu, todos los días y con pasión... con la misma voluntad que le había llevado a exponer sus óleos, de estilo figurativo, en el Ayuntamiento de Montluçon desde los diecisiete años.

A pesar de una actividad profesional demasiado intensa para seguir creando, Georges Troubat realizó un inmenso trabajo interior durante todos estos años de silencio pictórico, que le permitió afinar sus elecciones y construir un recorrido mental de obras.

Georges Troubat inició así el trabajo de materialización de su viaje interior, como el trabajo de excavación de un arqueólogo: ¿Cómo encontrar la fuerza de la expresión en la impresión del pasado? ¿Cómo dar una existencia física a una imagen interior? 

Con paciencia y perseverancia: dos cualidades que le acompañan, además de su convicción y su energía todavía juvenil e intacta, expresada a través del gesto y el color. 

En el pasado, Georges Troubat pudo haber habitado la pintura desde el interior. Hoy lo encuentra en sus lienzos y esta presencia le reafirma en su existencia. Aunque sea abstracta, su pintura es evocadora, a veces familiar. Hace aflorar espacios interiores, a menudo rectilíneos y geométricos, y sensaciones por las que se siente una extraña cercanía. 

Su pintura, original y seductora, se acerca a la abstracción figurativa; la composición está hábilmente estudiada, el dibujo es riguroso y el color reina. Bajo una aparente libertad, nada se deja al azar.

Su obra se basa en el dominio de las oposiciones y los contrastes; de éstos, llevados a su paroxismo, nacerá la Armonía Sublime, lejos de la facilidad que ofrece la técnica de los "pasajes", que el artista evita. Se trata de un nuevo movimiento artístico, el Arte Superior, del que Georges Troubat fue uno de los miembros fundadores.

Enérgica y geométrica, la pintura de Troubat se inscribe en la gran tradición moderna de los artistas abstractos rusos y futuristas italianos de principios del siglo XX.

Aquí ha logrado un verdadero tour de force, reconciliando el poder con la armonía, la guerra apaciguada y la fuerza controlada. Sentimientos que estallan de estos lienzos alegres y brillantes, revelando una alegría de vivir necesariamente comunicativa.