Oswald Olivato

Las ganas de dibujar siempre han estado ancladas en mí, pero el destino quiso lo contrario. En cierto momento, bastante tarde, mi pasión me alcanzó y el dibujo y el arte en general entraron en mi vida para siempre.

A primera vista, mi obra es un trozo de naturaleza, un paisaje, y poco a poco la mirada se va topando con una masa de diversos materiales - revestimientos, plantas, madera, huesos, fibras... - los materiales se superponen unos a otros. , un conjunto de elementos en capas más o menos gruesas con la esperanza de crear curiosidad en el espectador y animarle a examinar más de cerca los misterios que allí se esconden, para interrogarle sobre a qué nos enfrentamos en este universo en el que vivimos. Una naturaleza magnífica, luminosa, que hace el bien pero que a menudo esconde un mundo cruel y justo al mismo tiempo.

Mis pinturas están empapadas de pensamientos cargados de intensas emociones. Así creo una alquimia para evocar una atmósfera mística, incluso inquietante, austera y al mismo tiempo llena de vida. Mi inspiración proviene de mis numerosos paseos y estos encuentros con esta naturaleza crean momentos fuertes e intensos grabados en mi memoria que transcribo en mis obras. Esta alegría, este sufrimiento, este grito de alarma que nos devuelve a lo que somos, porque sin ello ¿quiénes somos?

Cada día que puedo disfrutar es un milagro si nos damos cuenta de qué está hecha la materia. Cuántas veces después de poner mis manos sobre un pliegue de corteza, me invade la sensación de aferrarme a estas ramas, para elevarme hasta lo más alto de su cumbre.