Jean-Yves Gosti

Nacido en 1960 en un entorno de clase trabajadora, su escolarización lo destinaba a ser electromecánico. Fue mientras se preparaba para su BEP cuando su profesor de dibujo lo notó y lo animó a emprender estudios de arte. Con su BEP en la mano, luego pasará cinco años en la Escuela Nacional de Artes Aplicadas y Oficios de París. Allí, para sus maestros y compañeros solo puede ser escultor. Seguirá un curso clásico abordando sucesivamente a través de pasantías todos los oficios y técnicas de la escultura. Fue en esta época que comenzó a exponer pero el éxito que le confiscó sus mejores piezas no le permitió presentar obras contundentes para el examen de ingreso a las Bellas Artes. Su caso no será aceptado. Gosti nació bajo el signo de la fractura. Su currículum, articulado en torno a rupturas, pérdidas de seres queridos, es en este sentido bastante significativo. El hombre luego se reconstruye a sí mismo cada vez a partir de piezas dispersas, de diferentes historias sin poder encontrar una homogeneidad total. No es de extrañar entonces que sus personajes se parezcan a él. Surgen de un fragmento de materia, exhiben sus fracturas, están marcadas con cicatrices y escarificaciones. Todos parecen provenir de improbables ensamblajes de piezas rescatadas, escombros de aventuras anteriores. Los bronces en sí no son una excepción a la regla, como si la ductilidad del metal fundido tuviera la única función de mantener la coherencia entre los diversos fragmentos de la construcción inicial y de conservar una huella de la misma. Al final de este proceso tan hipotético de su renacimiento, los personajes de Gosti presentan una imagen de dulzura y ternura que se contradice con la aspereza y dureza de los materiales que los componen. Su mirada marca el asombro de seguir existiendo después de tantas desgracias. Y aquí es donde opera la magia del artista. Una obra de Gosti no mide, amenaza ni juzga. Parece conocer y comprender los desamores más íntimos de quien la está mirando, ella que ya ha vivido tanto. Más allá de la fractura de la materia, es la fractura de las almas de la que habla Gosti.