Christian Barbier

Autodidacta, Christian Barbier nació en 1971 en el Var. Los rostros humanos que pinta son en realidad esculturas sobre lienzo. La humanidad muestra un rostro arado completamente impregnado de humanidad. La piel es un velo entre otros que hay que levantar. La mirada de estos seres nos mira perpleja, se aferra a la del visitante y nunca lo abandona. La apariencia según su deformidad, conformismo y esteticismo suscita reacciones de rechazo o atracción, cooperación o evitación, amistad u hostilidad, integración o discriminación social: “el rostro es nuestra apariencia, pero no la esencia. »Christian Barbier actúa como un arqueólogo que excava en los estratos del suelo para encontrar restos del pasado; procede por recuperación, borrado, superposición de capas, a veces extremadamente delgadas, dejando una parte importante al impulso y la espontaneidad del gesto. Esto le permite inducir lo impredecible y liberar gradualmente las imágenes residuales extraídas de las profundidades de su memoria. Luego opera con estos jirones de hilo, esos fragmentos de recuerdos que se superponen y entrelazan. Con la punta de sus pinceles, espátulas o cuchillos deposita, pega y reviste su material en sucesivas capas para lograr un espesor físico palpable, que expresa intensamente el peso interior de los sentimientos y la máscara de las apariencias. Las magulladuras de la carne reveladas por el grueso material depositado en el lienzo exigen un auto cuestionamiento y nos devuelven a nuestra propia realidad sin maquillajes ni pompa. Christian Barbier no busca automáticamente el atractivo estético, sino que intenta interrogarnos sobre el bien más preciado que tenemos en nuestro interior, la chispa vital que reaviva la llama de la esperanza.