Mamï

Mamï (Amel), ingeniera empresarial de formación, artista visual por pasión. Artista de estilo libre y poco convencional, define su arte como compulsivo e intuitivo. Se las arregla para variar los temas y las técnicas. Ella no busca el realismo absoluto, sino que quiere invitar al observador a la emoción, el ensueño y el viaje meditativo.

Con la plástica crea su realidad, su mundo mitad realista, mitad imaginario; a menudo vinculado a la infancia que sigue siendo uno de los períodos clave en los que forjamos nuestros intereses. Esta infancia donde se dedicó a dibujar mujeres con joyas en forma de frutas o pájaros de proporciones desmesuradas, casas inspiradas en Hansel y Gretel; utiliza colores que vuelven a menudo, como el azul, el verde y el rojo inspirados en Azure y Asmar.

Pasada a la edad adulta, se ha quedado el alma de un niño, muchas veces resalta a las mujeres con todas sus diferencias, mujeres siempre con los ojos cerrados (y en ocasiones con pestañas extraordinarias para permanecer siempre en el no realismo). Pero también para permitir que sus obras emitan una emoción distinta a la de la mirada en la que solemos centrarnos.

Inspirada en Klimt, Picasso, Van Gogh, Baya, nos dice: sea cual sea la actualidad, lo importante es expresar tu interior y tu visión del mundo y sobre todo conseguir crear una alquimia entre el artista y el observador.

Siempre en busca de las emociones por los colores que surgen, se mezclan y ponen en ósmosis en sus tejidos, a veces embellece sus cuadros con círculos, pasteles ...

Proporcionar material, sin otra intención que la intuición e inspiración del momento presente. Utiliza otros soportes como vidrio, madera, cartón. Según ella, todos los medios son utilizables y solo esperan cobrar vida en nuestras manos.

Para el artista, la pintura es un medio de escape, representa un lenguaje universal y sigue siendo la mejor terapia.