Monika Saathoff

Todos experimentamos algunas situaciones inusuales durante nuestra vida en este planeta, la mayoría de las cuales son inconscientes o inconscientes para nosotros. Me gustaría compartir con vosotros mi propia historia que me ha convertido en una persona fuerte y consciente. La mejor versión de mí misma. Hace muchos años nació en mi mente un pensamiento, una voz que me decía repetidamente "Monika, sabes que puedes pintar, ¿por qué no lo haces?". Mi intuición me ayudaba a despertar un nuevo propósito para mi vida. En aquella época, me cuestionaba a diario el verdadero sentido de la vida y mi verdadero propósito. 

Empecé a experimentar en el trabajo y a expresar mi don con diferentes colores sobre el lienzo y descubrí muchas técnicas que hoy utilizo para expresar mi singularidad. Mi pasión por el arte creció lentamente, llegó con cierta dificultad y resistencia a mi proceso creativo, ya que me sentía insatisfecha. Mi deseo era llevar el amor al mundo a través de mi arte, así que empecé a estudiar los principios para convertirme en una artista independiente. Mi deseo y amor por el autodesarrollo era tan inmenso que interrumpí mi viaje creativo. Sentí que primero tenía que estudiar y descubrir los principios básicos fundamentales de la vida antes de seguir creando arte. Después de un tiempo pude combinar mis conocimientos sobre la existencia humana y mi propósito artístico. 

Con el tiempo empecé a reconocer que el deseo nacía de mi interior. Con la práctica persistente, empecé a crear arte de una manera muy específica e inusual. Con el tiempo, vi el significado de ese retraso inusual en mi viaje artístico porque esta es la historia del Dharma. La conciencia de nuestro deber moral, la responsabilidad y la armonía entre nuestro propósito espiritual y la libertad de vivir nuestros sueños. El dharma no está completo sin el viaje que hacemos a través de él, y este viaje no puede apresurarse, acortarse o simplificarse. Hay que experimentarlo.