Aïcha Aïdara

Aïcha Aïdara nació en Senegal en 1969. Fue en 1999 cuando se graduó en la Escuela Nacional de Artes de Dakar, lo que le abrió nuevos horizontes. Sus obras, con índices filiformes y colores sobrios, son el sello de una técnica en simbiosis entre pintura y tejido. Inmersa en el mundo artístico desde su primera infancia en Dagana, Aïcha Aïdara creció entre los botes de pintura y pinceles de su padre Amadou Ady Aïdara, un gran artista plástico. Uno estaría tentado a creer que esta es una excelente ilustración del adagio que dice "como padre, como hijo". Porque en 1995, tras la instalación de su familia en Dakar, pasará 4 años en la Escuela Nacional de Artes de Dakar, tras su admisión al concurso. Muy apegada a su tradición, invierte en la investigación sobre el mito y la dimensión estética que giran en torno al taparrabos tejido. Este lino, omnipresente en la vida sociocultural y en varias ceremonias tradicionales, especialmente en bodas, bautizos, circuncisión, se destaca en una pintura mezclada con hilo. Esta técnica, no muy lejos de la de la araña, justifica el tiempo y la paciencia que le toma a Aicha crear cuadros tan originales, pero también tanto la atención como la naturalidad que los admiradores necesitan para viajar entre los hilos y los trozos de papel en colores sobrios pegado en una pintura en evolución. Sus patrones de hilado inspirados en la artesanía de los tejedores son un pretexto para salvaguardar la tradición, a través de creaciones intercaladas con varios materiales en diversas proporciones. Las obras de Aïcha Aïdara consolidan una expresión de identidad, establecen un diálogo real entre la tradición y un enfoque plástico innovador, que marca la firma muy personal del artista.