Pintor, escritor, grabador, escultor, Zwy Milshtein trasciende fronteras. Su itinerario comienza en 1934 en Chișinău, actual capital de la República de Moldavia, donde tiene la oportunidad de regresar en 2000 y 2008, seguido de una travesía de Europa trastornada por los terrores. Si el artista reconoce que este período de deambular está en el centro de su imaginación, supo vestirlo de una forma renovada cruzando géneros artísticos, técnicas, reglas, enfoques, materiales, dimensiones, bajo el signo de una curiosidad permanente y una Necesidad constante de sorprender e innovar. Combinando lo trágico y lo cómico, lo nostálgico y lo irónico, todo con un toque de humor y libertad, el artista logra vengarse de la fragilidad de la condición humana, siendo en esto fuente de referencia para las generaciones más jóvenes. Me gustaría agradecer a todos los que han invertido en la preparación de esta exposición, que viajará el próximo año a la República de Moldavia, con motivo del 90 aniversario del nacimiento de Zwy Milshtein. Es a través de una exposición inspirada en las leyendas de Oriente y en sus raíces, cuyo recuerdo ha quedado grabado para siempre en la memoria del artista, que hoy queremos rendirle nuestro homenaje.