Presentación

Si hay un artista español que ha entendido con meridiana precisión de qué se trata el ecosistema del arte es, sin duda, Eladio de Mora (dEmo). Su audacia e inteligencia lo sitúan a la cabeza de la lista de los que entienden, como pocos, la gran utopía de las vanguardias de vincular el arte con la vida.

El arma más poderosa de dEmo es el humor, y la mayor virtud de su obra es que en ella hay un proceso muy inteligente de fetichización de lo doméstico y lo ordinario elevado a categoría cultural. Conozco muy pocos artistas que sean capaces de gestionar tanto público y siempre salgan airosos de esta gestión. La propuesta de dEmo se sitúa en ese umbral del gusto que afecta a todos por igual. Desde el público infantil más exigente y honesto hasta el público más adulto, la obra gusta a todos por igual. Y esto no quiere decir, en modo alguno, que la ingenuidad sea condición per se de su relato. Contrariamente a lo que mucha gente cree saber, su obra maneja, con una destreza envidiable, los recursos del doble sentido y las estrategias de persuasión. dEmo es un tipo extremadamente inteligente y audaz. Sabe, y mucho, que el valor del arte y su eficacia social ya no se discuten en la alta esfera definida por un grupo de académicos sentados en sus respectivos bunkers. El artista es consciente de que es en el contrato social favorable y en el capital de las relaciones afectivas y provechosas, donde, en verdad, la propuesta artística gana su posibilidad de ser.

Tuve la suerte de estar entre los primeros críticos que emitieron juicios de valor sobre su obra, por lo que conozco muy bien sus itinerarios y derivas, así como su enorme tenacidad a prueba de bombas. Entonces, hace unos años, el sistema institucional y galerístico del arte español era más cerrado, ortodoxo y conservador de lo que es hoy. Cuando las galerías de arte, por momentos extremadamente conservadoras y aburridas, no hacían más que aplazar sus pedidos e ignorar su obra porque la encontraban sospechosa o porque no tenía el "alcance conceptual" deseado, dEmo decidió "asaltar" las fachadas de los museos. Recuerdo ahora mismo a los saltadores de la fachada del IVAM de Valencia, a los osos de la DA2 de Salamanca, al totémico oso rojo de la entrada de IFEMA presidiendo la feria ARCO, al Museo Baroja de Gijón, al Museo de Arte Contemporáneo en Guadalajara, el Museo Arterra Contemporáneo de Viena en Austria, el Museo Nacional de Bellas Artes de Cuba en La Habana, el Museo de Arte Contemporáneo MACAY de Yucatán en México, entre otros.

Una legión de osos multicolores, patos que alcanzan dimensiones insospechadas, inquietantes y espectrales buzos blancos, flores enormes, rinocerontes en llamas en su embestida, vacas de todos los tamaños y colores, cerdos, gatos y robots, "penetraron", nunca mejor dicho, el centro de poder de la Institución Española-Art. Esa fue, sin duda, una de las operaciones más perversas y efectivas que el artista logró realizar ante la ignorancia, prepotencia y miopía de algunos galeristas. Fue así que, de repente, el crédito de prestigio y la legitimación acompañan desde entonces al nombre del artista. Contra corriente o no, nos guste o no, nos guste o no, nos resistamos o no, tenemos que aceptar que es uno de los artistas españoles más singulares, el más original y con mayor proyección internacional. impacto en este momento.

Su alfabeto visual es inconfundible desde todo punto de vista. La estética pop, el mundo de la moda y la industria en su sentido más caducado, le han servido de base para la articulación de su propia voz que invade -con descaro y mucha diversión- cualquier espacio (artístico o no) del mundo global. geografía. dEmo es, en rigor, un artista competente y oportuno. Sabe elegir el momento y priorizar sus oportunidades. Su buen carácter y su eterna sonrisa le han hecho gozar de mucho cariño. Entre la aprobación social y el efectismo hedonista de su obra, logra moverse como pez en el agua. Por lo tanto, su presencia es expansiva sin ser abrumadora.

La dimensión lúdica es, si cabe, el espacio de mayor vitalidad de su propuesta. dEmo es el rey de la escultura española moderna. Se pavonea entre diferentes morfologías, proporciones a la vez modestas y escandalosas, tipologías de objetos muy variadas y una escala cromática que no se ve mellada por ninguna epifanía barroca. Su capacidad asertiva y su falta de pudor (en el mejor de los sentidos) se convierten en sus mayores aliados. Por eso consigue revalorizar elementos cotidianos para asegurarlos como iconos de la cultura contemporánea. dEmo es, y lo sabe, el Andy Warhol del arte español, sin pretender que esta comparación levante los pelos de punta y desate la ira ajena.

Toda época tiende a pensar, por defecto egocéntrico, que es la última, que nada bueno vendrá después de ella. O, peor aún, que toda revolución de vanguardia terminará, más tarde, en un reducto y excrecencia fecal. Sea de una forma u otra, sea verdad o mentira, sea especulación o hecho, lo cierto es que este artista, con todas estas suposiciones sobre sus hombros, siempre ha mostrado una confianza ciega en la escultura. Y esta devoción personal se justifica por el hecho de que entiende que la escultura no es sólo un objeto, una proposición volumétrica y fáctica, sino más importante, una escisión en el paisaje urbano, un comentario, una pregunta, un gesto. Todo ello sin perder nunca de vista que una sonrisa vale más que mil palabras y promesas estériles. El mundo está más agradecido que nunca por la escultura de dEmo. Después de tanta pandemia, tanta retórica totalitaria y tanta muerte, buscamos color, expresividad y sensación de libertad. Ya lo dijo la Reina de la Salsa y todos lo repetimos: “no hay que llorar, la vida es un carnaval”. La obra de dEmo celebra la vida sin concluir en una epifanía ridícula.

Él mismo ha hablado de su responsabilidad frente al hecho estético y de sus complicidades contextuales. A la pregunta sobre las intenciones de su obra responde "primero, que no cause ningún daño a las personas. Cuando un político me pregunta qué pasa cuando pones una escultura en una rotonda, le digo lo mismo que pasó". con la Menina en San Sebastián de los Reyes, Madrid. Era muy cara y la gente la criticaba, pero a los dos meses no se la dejaban quitar. Las esculturas crean lazos de cariño e identidad con el lugar donde se ubican. Las personas acaban asumiéndolos como propios, se producen y gestionan sentimientos de pertenencia”. Sobre la necesidad de hacer y decir, especifica que “es una forma de vida. Desde niño tengo esta sensibilidad y es como respirar para mí. Sin el arte no sabría qué hacer, es una forma de libertad, de expresarse y un motor de pensamiento.Para mí la escultura es como un altavoz.Cuando hago instalaciones temporales y repito los osos y pongo la misma pieza en los mismos colores, cada vez quieren ver un color diferente oso. Esto es como un altavoz que da la misma idea en forma multiplicada".

Como dice el refrán, "la experiencia es un título". Esto es precisamente lo que utiliza el artista, que ha acumulado un currículum vertiginoso, para amasar lo escultórico en términos discursivos y en sus variantes prácticas. El propio artista ha llegado a afirmar que “la creación artística es una forma de ver la vida de otra manera, es una experiencia que nos obliga a meditar al mismo tiempo que exige y reclama otras respuestas”. Si en el panorama español hay un conocedor de la cultura posmoderna como desmentida sistémica de los absolutos, ese es dEmo. Este artista es más que consciente de la crisis por la que atraviesa todo deseo de hacer algo nuevo o diferente. No en vano señaló en una entrevista que “yo creo que, como en la moda, todo está inventado. Todo existe, solo hay que darle otra vuelta de tuerca y sacarlo de contexto”. Esta capacidad de percibir los signos de su tiempo y de apoderarse de ellos es una de las características de su obra. Por eso no se esfuerza por ser más original que nadie, sino por ser más eficaz que muchos. No se trata de innovar sino de refundar lo existente, de otorgar nuevos significados, de instrumentar nuevos mapas, de rescatar la voluntad elocuente del arte. dEmo sabe que el acceso a la eternidad no se da a través del éxtasis o el éxtasis de lo único, de la laboriosa y torpe búsqueda de lo único e irrepetible. Ese acceso se da, sólo y sólo cuando se tiene claro que el arte no va a ninguna parte ni tiene una relación mística con el futuro, cuando se sabe que el arte es todo eso que está pasando ahora mismo mientras los estudiosos de los libros de texto y los críticos de repertorio preguntan al las mismas preguntas de siempre.

Andrés Isaac Santana.

Crítico de arte, ensayista y comisario de exposiciones.


Leer más
Todas las dEmo

                    
                        No hay obras de dEmo disponibles en este momento.
                        Para recibir la última información sobre sus nuevas obras en venta, puedes seguir al artista o ponerte en contacto directamente con nuestro Servicio al Cliente a través del enlace proporcionado.

No hay obras de dEmo disponibles en este momento. Para recibir la última información sobre sus nuevas obras en venta, puedes seguir al artista o ponerte en contacto directamente con nuestro Servicio al Cliente a través del enlace proporcionado.

Descubre nuestras selecciones de obras de artistas

¿Necesitas ayuda para encontrar tu favorito? Consulta nuestras páginas de selección hechas para ti.
¿Necesita saber más?

¿Cuándo nació dEmo?

El año de nacimiento del artista es: 1960