Cédric Marcadier

Apasionado por los deportes de motor desde temprana edad, Cédric Marcadier tenía 12 años cuando el circuito de Val de Vienne surgió de la nada. Acompaña allí a su padre los fines de semana, quien le introduce en la velocidad, las carreras y el ambiente de los paddocks. Rápidamente le ofrecen su primera cámara de cine para inmortalizar los autos que encuentra allí.

Más tarde, se fue a París donde cursó estudios de ingeniería pero mantuvo intacta su pasión. Con amigos creó una asociación para organizar días de pista. Fue por querer inmortalizar sus hazañas que descubrió la fotografía digital. A partir de ahí buscará plasmar el ambiente, las sensaciones, la adrenalina inherente a este deporte.

Entre sus influencias podemos citar a fotógrafos deportivos como Paul Henri Cahier o Vladimir Rys, pero también a artistas como Michael Kenna, cuyo minimalismo, cuidado del encuadre y dominio del blanco y negro admira, o incluso Sarah Moon y Paolo Roversi por su uso del difuminar.

Poco a poco se aleja del enfoque documental y da paso a un estilo más conceptual y artístico, abandonando el color en favor del blanco y negro por su lado atemporal. Sin embargo, su objetivo sigue siendo el mismo: transmitir la esencia de la pasión automovilística.