Ksenia Milicevic

En su pintura, Ksenia Milicevic parte de una serie de principios necesarios para la existencia de una obra de arte.

Primero, el requisito de calidad. Ksenia Milicevic equipara calidad con belleza, refutando la idea de la belleza como gusto personal. La belleza basada en la naturaleza es la relación objetiva entre formas y colores. Es en la estructura profunda de la obra que puede provocarnos emoción estética.

El segundo factor importante es la representación del espacio correspondiente a nuestro conocimiento actual. Este espacio ya no es unidimensional, sino que está formado por diferentes planos que se cruzan, se superponen, se entrelazan o actúan como espejos.

Ksenia Milicevic también considera que la obra de arte no es una salida a las exigencias, actitudes o sentimientos personales del artista. Para ello, el artista debe distanciarse de sí mismo. La obra de arte se dirige al espectador. El artista capta el mundo que nos rodea para restaurarlo desde su perspectiva, que finalmente dará el carácter final a la obra a través de su propia visión.

La huella del artista será visible en la expresión de la obra, que siempre será única si es verdaderamente una obra de arte.

Este es el nivel que Ksenia Milicevic intenta alcanzar en sus creaciones.