Gilbert Duchamp

Gilbert nació en 1967 en Firminy, ciudad donde pasó su infancia. Rodeado del legado arquitectónico de Le Corbusier, su temprana exposición al arte estuvo marcada por la influencia modernista presente en el paisaje de la ciudad. Desde pequeño, desarrolló una gran pasión por el dibujo, creando sus primeras pinturas, aunque siempre prefirió el lápiz como su principal herramienta de expresión.

Durante sus estudios de arquitectura, Gilbert comenzó a explorar la relación entre la luz, la forma y los objetos cotidianos, desarrollando una particular admiración por el lenguaje estético del Pop Art. Con el tiempo, su profundo interés por los automóviles inspiró un cambio en su dirección artística. Fascinado por el detalle y la forma, comenzó a usar la fotografía para encuadrar objetos en primer plano, revelando características a menudo pasadas por alto.

Este nuevo enfoque lo llevó a adoptar la pintura acrílica y los lienzos de mayor tamaño como su medio predilecto. Su obsesión creativa se convirtió en el automóvil clásico. A lo largo de sus series, destaca características distintivas: tapacubos, parachoques, salpicaderos, reflejos en faros, manijas, curvas de la carrocería y más. A través de estas obras, elementos de abstracción emergen de la representación hiperdetallada del automóvil.

El enfoque de Gilbert roza el ámbito del fotorrealismo, donde el detalle meticuloso y el color intenso se combinan para evocar emociones. Sus pinturas equilibran la frontera entre la realidad y la ilusión, transformando formas mecánicas familiares en cautivadoras composiciones visuales.