Jessie Bensimon

- Instituto de Arte y Arqueología, París IV, 1980 - SACI, Studio Art Centre International (Jules Maïdoff) Atelier Roberto Ciabani, Florencia, Italia, 1981 - Atelier 63 (Joëlle Serve), París, 1981 - ENSBA de Paris, talleres de grabado ( Jean-Marie Granier), litografía (Abraham Hadad), dibujo (C. Gilli), escultura (Etienne Martin, Maurice Calka), 1981-1985 - Escuela de Arte de Ottawa, talla directa (John Salder), Canadá, 1991 - Ateliers de bisutería, París (Anne Boline, Payandeh Djahan), 1999-2004 La historia del arte y luego la filosofía me llevaron a la certeza de que solo el paso al acto creativo podría guiarme hacia esta búsqueda. Así que me dirijo hacia la luz muy platónica del Renacimiento italiano en Florencia, donde una estancia en los talleres de Roberto Ciabani y Jules Maïdoff me da una inmersión total y una desconexión del enfoque universitario. Después de esta experiencia inicial, regresé a Francia y continué mis estudios artísticos en las Bellas Artes de París en escultura y grabado, luego en Ottawa en Canadá en talla directa. Polidisciplinar desde siempre, durante mi carrera he utilizado tierra, mármol y diferentes materiales compuestos incluyendo minerales en cerámica, joyería y esculturas. La fotografía macro también me ha servido a menudo como una herramienta para investigar y revelar los infinitos universos que se nos escapan. Desde 2008, el descubrimiento de la malla de alambre, su ligereza y transparencia me han permitido desarrollar instalaciones reveladas por el juego de la luz natural como parte de un curso de arte ambiental. Este mismo material trabajado como una organza ofrece una iluminación específica de las evoluciones dinámicas de las que la curva es el principio. El movimiento y la luz lo revelan. Estas composiciones se presentan en móviles suspendidos o en siluetas que atraviesan las paredes de un espacio como lo haría un conjunto coreográfico y en movimiento que toma posesión de un lugar. Estas obras hablan de la feminidad del movimiento, de su sensual contorsión ante la caricia de la luz. Ambos son quimeras, desplegándose en el aire y medusas jugando con los flujos oceánicos. Su lenguaje barroco gira en torno a la espiral y el infinito. Coreografías serpentinas, charla, correspondencia, respiraciones ...