Georges Braque

Si hay un pintor del siglo XX  que encarna "el honor de Francia" como decía Malraux, ese es Georges Braque. Íntimo de Picasso, Derain, Apollinaire, Gris, Laurens, Léger, Satie, Reverdy, de Staël y muchos más artistas conocidos, Braque estuvo al centro de las revoluciones culturales que sacudieron el siglo.

Con un padre pintor y un abuelo decorador, Georges Braque estaba destinado a convertirse en artesano. Sin embargo, aspiraba a convertirse en pintor y tomó clases de pintura hasta 1905. En 1906, Braque descubrió el fauvismo de Matisse y Derain. Su período fauvista duró apenas un año y medio. Sin embargo, Braque encontró en este movimiento una forma de alejarse del academicismo y explorar las tierras desconocidas del color. De su estancia en el sur durante su época fauvista, seleccionó 6 cuadros que expuso en el Salon des Indépendants de 1907. Braque hizo allí dos descubrimientos esenciales, descubrió su primer marchante, Daniel Henry Kanhweiler, que le compró uno de los seis cuadros, y descubrió que su arte se vendía, Wilhelm Uhde le compró los cinco cuadros restantes.

Al año siguiente, el Salon d'Automne que solo seleccionó un cuadro de Braque de los siete presentados, realizó una retrospectiva sobre Cézanne, fallecido el año anterior. Braque, sumamente inspirado por estas obras, decide hacer un tercer viaje a L'Estaque, para estudiar y profundizar la teoría de Cézanne. Antes de su estancia, Braque todavía era parte del movimiento fauvista. A su regreso, llevaba ya en él los fundamentos de la que sería su Gran Obra: el cubismo.

A pesar de que el cubismo haya revolucionado las reglas plásticas de la pintura y le haya dado una trayectoria sin precedentes, aún existen incertidumbres sobre su origen. Al principio no fue fácil definir la proveniencia y las inspiraciones de las primeras obras cubistas que oponían a dos genios de la pintura de principios del siglo XX: Georges Braque por un lado, genio creador de un nuevo espacio pictórico, intelectual de temperamento equilibrado, artesano, modesto, con sentido común y una vida personal sana que privilegiaba la sombra y la introversión; Pablo Picasso en cambio, gran aficionado a la vida el público, con un talento artístico extraordinario, dotado de una mirada fuera de lo común, una personalidad extrovertida y una vida ajetreada. Esta relación, que Braque calificó de "avance en cordada de montaña", fue fundamental en la obra de los dos pintores y protagonista en un capítulo esencial de la historia del arte, pero terminó en 1914 con la movilización de Braque en la Primera Guerra Mundial, de la que volvió herido en 1915, y estuvo en recuperación hasta 1917. 

Siguió trabajando en su cubismo hasta 1922, pero Georges Braque también manifestó otras formas de expresión por la pintura. Ésta fue la tercera fase de su obra, la del período temático. Georges Braque se dedicó al análisis de diferentes temas, intentando explorar todas las composiciones posibles y sacarlas a la luz, con la meta de mostrar todos los aspectos del objeto y luego del sujeto. A través de estos temas recurrentes, Braque también quiere perfeccionar sus concepciones pictóricas hasta el límite de sus posibilidades. De este modo, surgirán dos obras fundamentales en la carrera del pintor, como el “billar", por el que será premiado en la Bienal de Venecia, los “barcos" de los paisajes de Normandía, donde viaja regularmente a su taller en Varengeville-sur-Mer, y por supuesto "los pájaros". 

Al final de su vida, Georges Braque seleccionó un centenar de sus obras principales para las "Metamorfosis", última etapa de su obra,  que fueron transcritas en modelos de gouache creados en dos dimensiones, para transformarlos, ya no virtualmente como él lo hizo con su cubismo analítico y luego sintético, pero físicamente, a través de la tercera dimensión.

Todas estas obras llevan nombres de la mitología griega, elegidos por Braque, quien ideó su propia versión de la teogonía de Hesíodo. De hecho, sus esculturas doradas parecen sacadas directamente de la herrería de un orfebre antiguo. Elige otro texto pilar de la mitología griega para sus "Metamorfosis", que hacen referencia a las de Ovidio, y trabaja en conjunto con un escultor lapidario, Heger de Loewenfeld. El fruto de esta colaboración fue expuesto en el Palacio del Louvre tras petición de André Malraux. 

Georges Braque era ya el primer pintor en exponer en el Louvre estando vivo, pintando el salón en la sala Henri II en 1953. La exposición tuvo lugar de marzo a mayo de 1963. Tres meses más tarde, Georges Braque agonizaba. Malraux organizó un homenaje nacional y él mismo pronunció la oración fúnebre frente al Louvre, entre las famosas columnatas y Saint-Germain-L'auxerrois.

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