Muriel Kerba

Muriel Kerba intenta en su obra traducir una forma de vida vegetal que linda con el animal y dejar que su presencia cobre vida a través del volumen y el relieve. El relieve nace de un juego de cortes y muescas, mientras que el color vibra por pequeños toques. Dependiendo de la posición del espectador, la obra se transforma: la luz se mueve y revela una obra donde cada trazo de la hoja, preciso y mesurado, tiene su importancia.

El artista se inspira principalmente en el registro botánico. Este universo vegetal está repleto de células en desarrollo que toman la forma de bulbos, gérmenes, raíces o ramificaciones. Sus estructuras orgánicas se convierten en protagonistas de composiciones abstractas y le permiten evocar un mundo paralelo que se escapa a simple vista: el de lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande.

Por tanto, abordar su trabajo es actuar como espeleólogo. Desde el estudio de un suelo, su consistencia, su color, su textura, su composición, podríamos hacer lo mismo con sus obras. Y a partir del estudio de las capas de un suelo, su datación, su espesor, su extensión, podríamos hacer lo mismo con su proceso de trabajo. La acumulación de capas sucesivas, ya sea tinta, papel o pintura, es una constante en su investigación. Esto implica una noción de tiempo: hay que dejar en cada etapa de la creación su propia fermentación.

Muriel necesita explorar varias direcciones para darle la vuelta a la maceta en la que crecen todas las plantas de su dosel personal. Utiliza deliberadamente la palabra "canopy" porque la luz también es un elemento clave para ella y, obviamente, su corolario: el color. Ella es el punto de contacto entre su obra y el espectador. Llama la atención, atrae y fascina con sus ondas vibratorias.

Esto se refleja en su última serie, “Achrome”, que es una búsqueda del color a través del blanco y del diseño a través del corte. Es un juego de reverberación sobre papel calado y la creación de una ilusión de color en un mundo blanco: el reflejo luminoso del color en un universo totalmente blanco da la impresión de un dibujo en relieve. Los recortes del papel dibujan la forma y crean una doble dimensión mediante un juego de sombras.