Jean-Christophe Fischer

Nacido en 1971 en Saint Dizier en Haute Marne, Jean Christophe Fischer fue un apasionado de la pintura desde una edad temprana. Sin encontrar la profundidad del alma que buscaba, a los 20 años dejó de pintar y se dedicó a la música y la danza. Jean Christophe luego se convirtió en percusionista y trabajó durante diez años con grandes maestros. "François Kokelaere me ha ahorrado 20 años de investigación, le debo mucho". Más de 10 años de observación, de encuentros le permitirán madurar su pintura, sacar de la vida de oscuras realidades, sentir en lo más profundo de sí mismo sentimientos altruistas de los que toma plena conciencia. El artista finalmente toma sus pinceles y se busca a sí mismo en abstracto ... pero para su sorpresa es el humano lo que se le aparece. “No vi venir nada, fue un descubrimiento, el material me hizo tocar mi profunda resonancia. Entonces, como un análisis insidioso, me propuse encontrarme… tengo que explorar todo esto… ”. El hombre se convierte en su tema favorito. Espejo del alma, su pintura revela una humanidad llena de dudas, interrogantes, incertidumbres ... el rostro que aparece en el lienzo expresa toda la soledad del ser humano, sus dolores, sus angustias. De ayer o de hoy estas múltiples caras también podrían ser las de mañana. Todos estos ojos nos escudriñan, nos siguen, nos penetran y todavía los escuchamos mientras nos alejamos. Es ensordecedor en verdad y perturbador.