

Ni color ni artificio: sólo humanidad, en toda su verdad, no pinta rostros, revela almas.
Biografía
Impresionante, penetrante, incluso cautivadora, cada mirada de los retratos de Karine Wald añade una capa extra de poder a estos rostros de la cultura pop ya únicos.
El poder inefable que emana de estos rostros se consigue mediante una técnica meticulosa y hábil que vacila entre la influencia del retrato clásico y la renovación visual. Podemos pensar en los famosos retratos de Harcourt, tanto las poses como la luz parecen estar tratadas de la misma manera que los grandes estudios fotográficos que marcaron la historia del cine francés. La celebridad posa, la celebridad se muestra, aquí está en una representación única.
Pero el artista-pintor se esfuerza por recurrir a la historia del arte para descubrir los secretos del claroscuro y su eterno poder de revelar una segunda naturaleza en cada tema representado. Desde el gran grabador Durero hasta el puntillismo de Signac, Karine Wald huye del simple mimetismo para reencarnar este efecto postimpresionista que consiste en modular la luz sobre un fondo sombrío, sugiriendo así relieve y profundidad.
La pintura es precisa, el material es voluptuoso. El toque pictórico de Karine Wald hace que Romy Schneider, Karl Lagerfeld, Amy Winehouse, Kate Moss, Olivier Rousteing y también rostros desconocidos, de una manera que una cámara artificial nunca podría haber hecho.
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