Quimeras aterradoras o divertidas, sujetos de estudios anatómicos, testigos de lo íntimo o de lo grandioso… Así es como los 7 artistas internacionales de la exposición “Museaux” (del 7 de marzo al 13 de abril) decidieron representar a los mejores amigos del hombre: los perros. , gatos o incluso caballos de todo tipo. ¡Bienvenidos a un espectáculo 100% animal!
Para hacer aún más vivo este homenaje a estas bestias no tan estúpidas, la Galerie Bessaud tiene un lema: ¡ven a visitarnos... acompañado de tu mascota! Muchas comunidades de propietarios de perros ya están planeando convertir el lugar en un alegre lugar para ladrar, especialmente durante la inauguración el 7 de marzo.
Dos artistas ucranianos inauguran la exposición “Museaux”. Iryna Maksymova presenta a sus animales como compañeros de emancipación en escenas bélicas, pero que no parecen tomarse a sí mismos demasiado en serio. En cuanto a Vova Keno (pronunciado Wowa), se esfuerza por reinventar el estudio anatómico de los pintores clásicos, añadiendo un mosaico de texturas muy contemporáneo.
La estética de David Surman, un artista londinense cuya última exposición individual acaba de cerrar en Hong Kong, recuerda a la de los pintores de animales del siglo XIX. Representa bocetos alegóricos de un elevado romanticismo: fragilidad, pasión, sed de libertad... ¡Se cubre todo el espectro de sentimientos!
La segunda parte de la exposición aborda la representación animal con tendencia kitsch a través de objetos de otra época. Los artistas los utilizan como lienzo para un diario personal, para contar momentos importantes de sus vidas. En Azeri Aysha Nagieva, se trata de matrioskas ultrabrillantes y realistas con forma de gatos que encarnan sus estados de ánimo. En cuanto al español Samuel Almansa, rinde homenaje con ternura a su abuela pintando con spray los adornos de porcelana para perros que salpicaban su casa.
Por último, lugar para las quimeras de Nelson Apadola y Alëxone Dizac, dos franceses con universos gráficos muy diferentes pero complementarios. El primero trabaja con un trazo casi automático y pintura proyectada directamente desde el tubo, lo que confiere una especial intensidad a sus personajes, mitad hombres, mitad... ¿lobos?
El segundo concluye la exposición ocupando la última parte de la galería, desde el suelo hasta el techo. Crea una auténtica puesta en abismo a través de esculturas murales: un gigante burlesco ata con correas a unos perritos extravagantes pintados sobre madera, que admiran las pinturas reales del artista (que también representan perros caprichosos, por supuesto). Los perros y sus dueños que visiten la exposición podrán mezclarse con estos personajes de madera e inmortalizarse... ¡como elementos completos de este boceto surrealista!
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