Nacido en la década de 1950 en Gran Bretaña y Estados Unidos, el arte pop desafió las tradiciones de las bellas artes con imágenes de la cultura popular. Caracterizado por el énfasis irónico de lo banal utilizado por los artistas para burlarse de la cultura elitista del arte, cuando se trataba de arte pop figurativo era todo menos banal. La obra de Andy Warhol de 1962, El díptico de Marilyn, representaba un icono, reconocido por las masas y la última reacción a lo figurativo en el expresionismo abstracto. Aunque el arte figurativo suele coincidir con la forma humana, lo reconocible fue el tema que impulsó lo que se convertiría en el Pop Art. Las obras resultantes retrataron a figuras conocidas a lo largo de la década de 1960. Al coincidir con la globalización de la música pop y la cultura juvenil, no es de extrañar que los artistas de hoy resuenen con este movimiento. En nuestra propia selección de obras encontramos a Max Rovira, que ofrece nostalgia en sus representaciones de la figura, y a Anne Rosenblatt, que retrata a cantantes, artistas y modelos de la cultura popular. La representación de estas figuras reconocibles alimenta a su vez el crecimiento del tema mayor del arte pop figurativo con los medios de comunicación de masas, la cultura de masas y la producción en masa de su imagen. Así se consolida la importancia de lo figurativo en el arte pop.
