Kelly Tuck

El trabajo de Kelly es un continuo autodescubrimiento de la identidad. A partir de su historia de crecimiento en los años 80, se inspira en su infancia protegida como mujer sudafricana blanca de clase media, yuxtapuesta a la verdadera realidad del "estado de emergencia" del país. Al compaginar la vida actual como madre a tiempo completo, empleada a tiempo completo y artista a tiempo completo, Kelly se inspira en la simplicidad del color. El color verdadero no exige nada y cada color individual emite su propia presencia única que evoca significado, emoción, curación y recuerdos. Qué es la vida sino una serie de colores". Kelly está profundamente afectada por el sufrimiento y la eventual pérdida de su padre. Esto añade otra capa compleja a su autoexpresión. Su obra encarna la energía y el movimiento. Hay un elemento de curación que está presente cuando el espectador se pierde en las ondas y capas de color. Estas complejas capas de su obra se hacen más evidentes a medida que el espectador profundiza en ellas. La inspiración procede de la vida cotidiana. Convirtiendo lo mundano en una vibrante expresión de color y emoción. Al perderse en un viaje de textura y movimiento, su obra crea una historia diferente para cada espectador. Su pasión por la pintura es evidente en la creación dinámica de su obra, ya que pinta con sus manos. Kelly dice: "No hay división entre mi obra y yo, muevo físicamente el color con mi cuerpo".