Cláudia Perpétuo

Desde temprana edad, Cláudia Perpétuo ya apuntaba incansablemente una cámara a una figura, un objeto o un espacio, con ese deseo insondable de mostrar en imágenes, momentos capturados en una fracción de segundos, lo que percibía su alma. Su relación con la fotografía también se profundizó por la curiosidad que provocaba una herramienta mecánica -la cámara- y la posibilidad de poder utilizar algo como extensión de esa misma herramienta. Las escenas, las observaciones, los encuadres siempre han estado ahí, grabados en su mente. Su visión del mundo siempre se ha basado en el "flash" que reduce el entorno a lo relevante, a lo necesario, a lo esencial. Así, el descubrimiento de las posibilidades de un dispositivo, ya no era una elección, sino la necesidad de utilizarlo para la creación de imágenes que articularan una impresión, un sentimiento relativo al mundo. Si el ojo singular siempre ha formado parte de su personalidad, sus temas de investigación se centran en el mundo actual. Las cuestiones simbólicas y semióticas, el gusto por la elegancia y el refinamiento, tienen su origen en el estrecho vínculo que se mantiene con las artes plásticas y la literatura. Cláudia da una identidad notoria a las escenas cotidianas, con un tratamiento elaborado, significando su impronta en imágenes físicas. La convulsión provocada por las nuevas tecnologías y las potencialidades de la era digital han llevado a Cláudia a especializarse dentro de la Compañía de Fotografía Fluminense y esta vocación ha mejorado creando medios técnicos que superan a los ya existentes. Desde entonces, su trabajo ya ha viajado por el mundo, recibiendo una fuerte acogida en Brasil, Estados Unidos, Europa y Asia. Ha participado en diversas exposiciones y vendido obras en Seattle, Bruselas, Milán, Nueva York y Hong Kong.