Socrates Rízquez

Sócrates Rízquez nació en Málaga en 1966 y gracias a que su padre era un gran aficionado y estudioso de la pintura, se aficionó a los pinceles desde muy joven.

Durante los años 80 exploró el surrealismo utilizando una variedad de técnicas. A finales de esta década, descubrió accidentalmente la pintura de esmalte sintético y desarrolló nuevas técnicas para crear obras de arte utilizando este medio utilizado tradicionalmente para otros fines menos artísticos.

Durante estos años, descubre y se adentra en el PopArt, desarrolla obras para exhibición y publicidad. Adoptó el esmalte como su único medio de expresión y, entusiasmado con el brillo de los colores que aporta este tipo de pintura, lo utilizó para muchos proyectos diferentes. Viaja con frecuencia a museos europeos para estudiar pintura directamente sobre lienzo, en particular los maestros impresionistas, y más regularmente al Musée d'Orsay de París, la cuna de su inspiración.

Impresionista intensivo y autodidacta, se acerca al estilo hiperrealista con curiosidad y ganas de aprender de los artistas más notables como Richard Estes, cuyas exposiciones le sirvieron de fuente de inspiración.

Este estudio concienzudo de los maestros impresionistas y la contemplación absorbente de las obras hiperrealistas más relevantes le llevaron a realizar obras con un estilo muy personal, siempre enfocadas a obtener un efecto escénico extremadamente realista con técnicas y una manipulación del impresionismo. El resultado de esta fusión pictórica es un nuevo estilo que el artista denominó "Hiperimpresionismo".

Desde 2014 produce una serie de esmaltes sobre Nueva York fieles al estilo evolucionado producido por su investigación utilizando formatos panorámicos en ambas orientaciones.

Sus obras requieren dos momentos de visión bien diferenciados, el primero busca la impresión del espectador que entra en la habitación de estar contemplando una fotografía, luego el observador que se acerca descubriendo espontáneamente la verdadera estructura de los descarados y aparentemente descuidados que componen la escena. Estas dos sensaciones son lo que el autor llama "hiperimpresionismo".