John Phillip Abbott

Desde sus inicios, John Phillip Abbott ha explorado la relación entre texto e imagen, difuminando la línea entre ambos. Las palabras, los nombres u oraciones cortas organizan sus composiciones en una estructura en forma de cuadrícula y funcionan como imágenes en lugar de conceptos. Complejo y visualmente intenso, sus estructuras lingüísticas desafían la legibilidad e invitan al espectador a entrar en una zona intersticial, entre "leer" y "ver".

Cada entidad léxica que el artista encarna en la pintura se presenta en forma de problema o rompecabezas. El punto de partida es una palabra, que tiene valor diarístico, refiriéndose a sus experiencias y recuerdos pasados. Una vez determinado el contenido léxico, llega el acto de pintar, que consiste en deletrear palabras u oraciones cortas con un vocabulario caligráfico compuesto por formas geométricas (rayas, rectángulos, rombos, pirámides, etc.). Estas formas, entrelazadas con la configuración habitual de las palabras, son cuidadosamente elegidas y se convierten en soluciones formales a los problemas pictóricos encontrados por el artista. El acto de transformación, el que disfraza las palabras y transforma las letras en cuadrículas, es, por tanto, puramente formal y se libera de la carga semántica inicial. Por eso se siente cercano al movimiento Soporte / Superficie, siendo fundamental la investigación formal. No considera las palabras como conceptos, sino que las aborda sensorialmente: como el lienzo o la pintura, las palabras deben sentirse, manipularse, vivirse.