Danielle Lamaison

Danielle Lamaison: perforar la superficie de la pintura

Para el espectador apresurado o distraído, muchas de las pinturas de Danielle Lamaison pueden parecer abstractas. Una abstracción gestual donde nos dejamos llevar por oleadas de colores y torrentes de materiales. Los de acuarela y acrílico que mezcla para crear un cuadro animado a partir de la fluidez de uno y la dureza del otro.

Pero hay algo que ver más allá de esta aparente abstracción, en efecto, estamos llamados a sumergirnos en esta pintura, a “volver a la superficie del lienzo" para descubrir allí, detrás de las formas y los colores, motivos figurativos. Entonces percibimos rostros y cuerpos, pero también insectos, flores o los reflejos danzantes del agua. Todo un mundo que se fusiona y emerge de una pintura donde se mezclan diversas influencias, que van desde el icono bizantino hasta la estampa japonesa. A menos que sea al revés. Es entonces a partir de la explosión de figuras y cuerpos que se hace la pintura, como una transfiguración del mundo visible en un material hecho de imágenes e historias que ella dibuja, pinta, pero también horada, teje y borda. . El lienzo se convierte así para Danielle Lamaison en un espacio de apariencias e incrustaciones donde reúne el poder evocador de la pintura y la materialidad del bordado. Como dos formas complementarias de perforar la pintura que ya no se convierte en una superficie plana, sino en un territorio a explorar por la imagen y por la aguja.

Danielle Lamaison es entonces como Penélope en la Odisea de Homero. Un narrador inspirado que pinta y teje nuevas historias todos los días para hacer retroceder la realidad y dar a los sueños la oportunidad de encantar al mundo. Una artista que conserva el gusto por los viajes y los descubrimientos desde su infancia como hija de un militar, ella que ahora recorre los caminos de la imaginación y nos invita a perdernos en ellos con ella.