Matthieu Libault

Pintor, escultor, vagabundo de la playa y profanador de cementerios de barcos. Quién soy ? No lo sé. A dónde voy ? Sé aún menos. El nacimiento es un misterio cuya estrella no eliges, pero si pudiera elegir dónde morir, en un escenario de postal, me dormiría bajo las palmeras. Mis pinturas, la mayoría de las veces al óleo, se inclinan instintivamente hacia el arte tribal, que aprecio especialmente por su sencillez y misticismo.

Mis esculturas, que podrían estar ligadas al animismo, están creadas a partir de piezas de naufragios y otras maderas flotantes rigurosamente seleccionadas. Por eso tienen alma. En la agonía de estar a la deriva a veces durante varios años, luego varados, en su mayor parte, entre rocas o en una lengua de arena, tal es su triste destino. Cada pieza tiene su propia historia, luego pasa por mis manos, finalmente termina su viaje caótico en una obra de arte atemporal y única.

Estas esculturas, a veces humanas, a veces animales, a veces sin calificación precisa, pero más allá de los sueños, tótems de nativos americanos o máscaras africanas, en definitiva dibujan su apariencia desde los cinco continentes. De todo tipo, tienen una firma hechizante, reconocible por sus facciones, su madera vieja, carcomida y pulida por el oleaje y las largas travesías marítimas.Sus plumas, sus dientes, sus cuernos, sus anillos de acero y sus ojos de cristal, ponen un broche final. toque a su identidad de extraordinarias obras de arte.