Mireille Weinland

Después de 15 años de fidelidad al pastel seco, poco a poco fui integrando otros materiales para abandonarlo y reutilizarlo en secreto, dejando que el papel se expresara en competencia con rotuladores, pasteles al óleo... No de representación, dejo los pliegues, los desgarros, las el color y las formas, la transparencia traen una imagen que no es una, o que tomará forma en la mirada del otro. El collage es sólo la etapa final del proceso de destrucción y recomposición, cobrando vida en la plenitud de un ritmo que ya no se rompe.

Esta aventura artística está en el origen de todo, es un trabajo comprometido a veces, invertido en proyectos conjuntos ("Los 140 años de la Comuna de París" con los artistas de los Ateliers de Ménilmontant; o personal (sobre una experiencia en Argelia y luego, colectiva sobre "El cincuentenario de la independencia de Argelia"). Es un recorrido que nutrió mi reflexión sobre el papel del color, sobre lo sensorial y lo emocional. Exhibir no es insignificante, la confrontación con el otro, tanto como consigo mismo, es una batalla constante, el artista está constantemente en el filo de la navaja.