Alain Alquier

Una pintura que no se revela a primera vista.

Sobre un fondo gris matizado, líneas incisivas en carboncillo o pastel, interactúan con poco color. Un diseño gráfico nervioso y preciso ya confirma el futuro del lienzo. Las líneas se entrelazan y deslizan bajo superficies coloreadas transparentes y luminosas en tonos medidos, y las abrazan; cuerpos femeninos imprecisos emergen en la lentitud de la mirada, son fluidos, impalpables, doloridos, detenidos en su caída.

“Hay que tomarse el tiempo para descubrir. Quiero que la mirada se detenga y busque lo evocado, pero no figurado ni representado. Doy mucha importancia a esta complejidad en la lectura”, precisa Alain Alquier. El cuerpo aparece en toda su fragilidad: “No se revela a primera vista, un cuerpo en suspensión, anudado, tenso, retorcido, con necesidad de elevación, tender hacia la luz a través de una danza de humildad frente a la fuerza de la naturaleza”, analiza el galerista Johan Demessine.

“Expreso lo que soy y lo que siento, especifica Alain Alquier: la fragilidad de la vida. La vida es dura, aunque haya momentos maravillosos. expreso esto. Mis cuerpos están suspendidos. O intentan subir, ir al cielo, ¡aunque no lo creamos! O se caen, se caen". Así es como, en una misma superficie, conviven dos estampados y dos tratamientos: por un lado, gráficos negros audaces y fuertes, que evocan con fuerza elementos naturales, que recuerdan un estampado antiguo (de la “ Serie Bois de Vie" ligada a la cepa), por otro, veladuras coloreadas, efectos de transparencia en los que se adivina un cuerpo femenino sobre un fondo gris. “Por su neutralidad, no localiza el motivo. Me permite trabajar el color por sí mismo, que quede sobrio y localizado y que tenga transparencia. Deja un espacio que en última instancia es más ancho y más grande que el lienzo".

La obra actual es fruto de una lenta reflexión donde, poco a poco, el pintor se aleja del motivo inicial de la cepa, introduciendo el cuerpo femenino, otra percepción de la madera de la vida. El deseo de ir hacia lo esencial abre nuevas horizontes.