

Su obra, que ella define como “noir naïf”, parece mística, cautivadora y espontánea.
Biografía
Mina Mond, que nació con un raro defecto cardíaco, tuvo una experiencia cercana a la muerte (ECM) cuando era adolescente y recurrió a la fe. Si la timidez le impidió hacerse pastor, le abrió las puertas de la creación, como una catarsis, y su primera gran serie de exvotos vinculó esta fe a su obra pictórica.
La artista alsaciana vivió un auténtico punto de inflexión hace unos años, cuando volvió a rozar la muerte y cuestionó su práctica. Ella cuenta historias, las del mundo trágico, aterrador y misterioso en el que vivimos.
Historias que aparecen en su mente como una especie de iluminación, mientras camina en la naturaleza y escucha música, creando así un estado mental alterado. Un proceso derivado de su larga práctica de clarividencia y espiritualidad, utilizado también con fines curativos. La práctica de tambores chamánicos que completa su búsqueda de espiritualidad.
Su pintura es oración. Las líneas, los sombreados y los puntos se convierten en meditación, como monjes iluminados que rezan a lo largo de su obra. Las historias así creadas se convierten en objetos mágicos que ella ve como baluartes contra el mal y la muerte. Su relevancia es amarga y da testimonio de sus profundos miedos y de su dificultad para comprender la ambivalencia de la humanidad.
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