Chantal Jamet

La pintura se me impuso, hace unos años, como medio de expresión, lo que me permitió liberar mis emociones. Este deseo de pintar nació, pues, en la infancia, enterrado durante muchos años por contingencias puramente materiales: ¡ganarme la vida! Pero el espíritu adulto de la creación prolonga la iniciación de la niñez. No vivimos el dibujo a diario sin dejar una huella imborrable del mismo. La marea contenida durante tanto tiempo durante años se está derramando hoy. Todas estas impresiones, emociones, sensaciones, almacenadas, se restauran ahora, con una evocación asombrosa. Quiero fijarlos en un lienzo, en una irresistible oleada de expresión y busco, excavo mientras rechazo lo fácil. Cada experiencia vivida enriquece mi obra en una búsqueda fascinante, para intentar traducir la imagen mental que a veces se impone, con tal intensidad que surge una necesidad vital de transcribirla, de expresarla. Una inmersión de ensueño, que no se alimenta del contacto con la realidad. Es un sentimiento global e inmediato que sirve para permanecer siempre en la intimidad imaginativa sensible. Esta técnica es un enfoque que podría describir como intuitivo.