Lena Hilton

Lena Hilton pinta en serie, y cada vez se pregunta cómo pintar. En el último de ellos, con economía de medios, juega con la fluidez de una gama cromática deliberadamente restringida, dejando que la estela de sus pinceles se deslice capa tras capa. Los colores se superponen, los colores se vuelven más densos y estructuran su propio espacio. Las diluciones precisas y ordenadas revelan formas y luminosidades. A través de múltiples pasajes, se crea así un posible vacío en una historia saturada, y con demasiada frecuencia brutalmente monumental, de formas abstractas. Sin dejar rastro, pero con constancia y concentración, infunde colores a sus lienzos, reapropiando patrones y volviendo a experimentar lo que la pintura puede tener de voluptuosa y sensible. Pero la dulzura es solo apariencia. Su prejuicio es fuerte. Sus gestos tienen la turbia ligereza de la maestría. Ninguno de ellos es peligroso, para poder ser olvidado en este punto. Solo quedan sus pasajes suaves, de los que ninguna técnica de reproducción permitiría plasmar la densidad emocional y poética. Si su gama de colores es brillante y simple, cada tono utilizado parece contener el espectro completo de sus posibilidades. - Samuel Gross