Thomas Saliot

¿Es el nacer en 1968 lo que impone una vida bohemia a Thomas Saliot? Debemos admitir que el clima familiar lo guió en esta dirección, quien descubre de niño los caminos de la Provenza o Italia con sus padres. Sin embargo, fue casi a su pesar que el dibujo se impuso, que la pintura ocupó su adolescencia. El destino persiste, ingresa en la escuela de arte de Penninghen y estudia diseño gráfico. En una época en la que el arte tenía que ser subversivo, él también probó la provocación, la abstracción, la pintura torturada y violenta. Pero todo esto no resume sus aspiraciones, su propia concepción de la creación. Para él, la pintura es ser testigo, es transcribir su entorno a su propio estilo. Su propia mirada; su propia interpretación. Luego realizó series de retratos, a menudo de mujeres, mucha música también, jazz, cine, escenas callejeras ... Fue alrededor de los viajes donde nació gran parte de la pintura de Thomas Saliot. El viaje construye la memoria y, por tanto, la necesidad de retenerla, de cristalizar las imágenes. Ya sea en India o Brasil, Thomas Saliot se propone descubrir al otro, y el choque de individualidades y culturas produce sus pinturas. El artista resume el compartir y el descubrimiento que induce el viaje en su pintura. La cultura pop también influirá en Thomas Saliot, se hace evidente cuando nace en 1968. Él encuentra en esta tendencia una gran ligereza que encaja bien con su modo de creación y su vida. Pinta colores brillantes, sólidos, una pintura suave que hace más legible el aspecto y la expresión de los rostros. Thomas Saliot describe su universo con un punto de vista muy mediático, haciendo que el espectador asuma el papel de camarógrafo o paparazzi. Los sujetos se hacen pasar por verdaderos iconos de la prensa sensacionalista, el glamour cubriendo el lienzo como barniz.