Thomas Turner

Después de haber sido decorador de cine durante mucho tiempo, es a sus creaciones, en su taller de Montreuil, a las que se dedica desde hace 6 años.

Graduado en Artes Plásticas en la Facultad de Artes Plásticas de París 8 en 1993, aquí es donde Thomas Turner recurrió a la escultura como su medio principal, al modelar primero con cerámica, luego con metal, surgió naturalmente como una cuestión de tiempo y su aspiraciones.

Luego desarrolló una pasión por la mecánica, la cibernética, los procesos industriales y su significado para los humanos. Cuestiona nuestra propensión a pedir siempre más de nuestras tecnologías, por más salvadoras y aterradoras que sean. Hay transhumanismo en sus pensamientos.

Le gusta colocarse en el hilo que separa la mecánica de la biología, lo inerte de lo vivo, lo dinámico de lo estático.

Cuando uno descubre las esculturas de Thomas Turner, surge una impresión de fuerza mezclada con delicadeza que desconcierta. Lo destacable de su trabajo es que combina la dureza del metal con la suavidad de las líneas. Curvas suaves o ángulos abruptos, opacidad o brillo de los materiales, finura de las formas y rigor de los contornos, todo en la obra de Thomas Turner muestra esta dualidad presente en nuestro mundo.

Cada escultura resultante de la materia prima responde a un equilibrio preciso, parece estar en movimiento, como movida y animada por la propia naturaleza. Se crea así un diálogo abierto entre la materia y el sujeto y, en una inspección más cercana, cada trofeo cobra vida.

Las obras de Thomas Turner son capaces de desafiarnos, perturbarnos y sorprendernos al mismo tiempo. Son todas oportunidades para mostrar al vivo reinventado en lo que tiene, frágil y duradero, pero también violento, incluso anárquico.