Ivan Le Pays

Nómada del tatuaje, inmovilizado por la crisis sanitaria, el artista se ha tomado el tiempo de escarbar en su interior para volver al juego de su infancia: la construcción de ciudades imaginarias. Mientras pasea por París, recoge los residuos de la ciudad para crear sus esculturas. La calle se convierte entonces en un supermercado al aire libre. 

Licenciado en diseño industrial, utiliza objetos manufacturados, desviándolos de su función principal para extraer las formas necesarias para sus producciones. 

Con cierta dosis de humor, parodia un mundo artístico especulativo al que intenta pertenecer, nos vende basura para redimir su conciencia, paga sus facturas sacando sus recibos: un diario de una vida cotidiana paradójica.