Marie-Ange Pagnon

Marie-Ange Pagnon, Una naturaleza transfigurada por la máquina

Hay misterio y familiaridad en la obra de Marie-Ange Pagnon. Esto es lo que uno puede sentir ante estas imágenes que, a pesar de su abstracción, parecen referirse a un je-ne-sais-quoi de deja-vu. Y por causa. Es de la naturaleza de donde parten cada una de sus composiciones. Una naturaleza que fotografía antes de reelaborarla en su computadora con la que acentúa los matices, distorsiona las formas, magnifica los detalles. Como el agua, cuya energía gráfica y gracia colorida refleja.

Después de haber experimentado con la pintura, ha decidido hoy liberarse del pincel como de cualquier referente artístico para redescubrir lo que nos rodea como tantas escenas de una escoba mágica al alcance de nuestros ojos.

Luego le gusta citar a Honoré de Balzac quien dijo del arte que no debe copiar la naturaleza sino expresarla. Y si el siglo XX fue rico en artistas que intentaron mostrarnos el mundo visible de otra manera, haciendo que sus obras revelaran prismas de su belleza, Marie-Ange Pagnon se esfuerza por revelarnos la magnífica extrañeza de un mundo que creemos conocer pero que nunca deja de sorprendernos. Luego, en la pantalla de su computadora, se involucra en mil variaciones que, como las nubes en el cielo, dan forma a nuestro ensueño. El espectador inspirado podrá entonces percibir una flor, un cabello o la cabeza de una bestia, ya que disfrutará apreciando la armonía de estas formas o dando rienda suelta a los divagamientos de su mente.

Con ella, el artificio transfigura así lo natural mientras lo real inspira lo digital. Un matrimonio entre la naturaleza y la máquina que dota a estas composiciones de suavidad y precisión, flexibilidad y nitidez, en tonos de dulzura nocturna y frenesí iridiscente. Una riqueza plástica y cromática que sorprende para reencantar mejor nuestra mirada.