Sandrine Jarrosson

Y es este "todo" lo que hace que la pintura abstracta de Sandrine destaque. Es ese plus de alma, de espiritualidad, de energía y sobre todo de alquimia que guía su gesto, sus colores, de los que nace la Luz, lo que la hace única. Precioso. Pero también universal.

Su paleta de colores tiene muchas similitudes con el impresionismo por la naturalidad y suavidad que aporta a sus obras.

Pero esto no es una elección de inspiración, es una consecuencia. Pero el color no sería nada sin la luz, y ahí también reside el talento de Sandrine. Y es una cualidad rara y preciosa cuando se está en la abstracción porque a menudo es el elemento que falta en este estilo.

La luz revelada que Sandrine hace revivir en sus lienzos y que magnifica con el barniz que termina sus lienzos, como la purpurina que mezcla con precisión y parsimonia en su pintura.

El resultado son obras que a primera vista se perciben y se leen como paisajes. Pero déjate llevar y encontrarás un espacio de paz indefinido, pero sobre todo infinito. Pura emoción. Un espacio de paz que la luz variable del sol, al incidir en la obra de forma diferente a lo largo del día, animará porque verá que las zonas se despiertan, se irradian, se irradian.

Lo digo a menudo: es raro que me deje seducir, y aquí diría hechizar, por la pintura abstracta entre todo lo que recibo. Pero aquí debo confesar que no tenía ninguna duda. Salí del estudio de Sandrine encantado y asombrado.

Y deseo la misma felicidad a quien se ofrezca una de sus obras, porque le alegrará la vida cotidiana.