Carlomagno Pedro Martinez

Muy cerca de San Bartolo Coyotepec, Oaxaca, se encuentra un depósito de arcilla del que los artesanos de la región extraen la materia prima de su oficio. El pueblo zapoteca trabaja aquí con alfarería de barro bruñido desde hace más de 300 años. Carlomagno Pedro Martínez aprendió de su madre, artesana, y de su padre, escultor, que podía expresar ideas, anhelos y deseos con arcilla. Cecilia y Antonio Eleazar le enseñaron al joven las dos formas de nutrir el cuerpo y el espíritu: trabajar en el campo y trabajar con barro. Carlomagno tiene 40 años y de niño comenzó a elaborar figuras de guerreros aztecas, soldados de la era de la revolución y payasos, imágenes que había sacado de libros. Pero su padre empezó a inculcarle ideas diferentes, y más tarde encontró inspiración en los carnavales locales que influirían mucho en su obra. Carlomagno está muy orgulloso de las formas y técnicas que han dado tanta fama a la región en la que vive: las piezas bruñidas y cocidas con su característico acabado negro brillante. Crea murales de arcilla, algunos de ellos bastante grandes, con varios grados de trabajo en relieve que manipula la luz. La mayoría de los artistas que trabajan con la técnica de arcilla negra de Oaxaca, se han inspirado en Doña Rosa, una leyenda en el mundo de la cerámica (murió en 1980), quien descubrió con un método para hacer cerámica negra decorativa a partir de la arcilla local. Su trabajo ha recibido numerosos premios y está incluido en colecciones de todo el mundo, incluidas las de Rockefeller y el Smithsonian. La técnica que desarrolló para dar a la cerámica negra su brillo característico es el bruñido de la olla con cuarzo. No se utilizan esmaltes. Los alfareros de Coyotepec continúan usando su método tradicional de girar ollas sin rueda. La técnica utiliza dos placas de arcilla cóncavas, una boca abajo apoyando a la otra. Este método es de herencia prehispánica, las piezas se moldean sobre este dispositivo. Todo el proceso para elaborar una pieza acabada tarda de 20 a 30 días y va desde el moldeado hasta la decoración, pasando por el secado lento en salas cerradas, el pulido con piedra de cuarzo y finalmente el horneado donde las piezas adquieren su notable color negro. Aunque Doña Rosa intentó mantener su técnica en secreto, finalmente se corrió la voz. La cerámica es solo decorativa y no debe usarse para cocinar o servir. Carlomagno comienza moliendo la arcilla hasta convertirla en polvo. Luego lo tamiza varias veces, le agrega agua y lo tapa, dejándolo a un lado para que "descanse". Saca la cantidad que usará y agrega agua hasta que la arcilla sea lo suficientemente maleable para trabajar. Ahora viene la parte que más disfruta: el modelado de la pieza completamente a mano, ya que nunca copia ni repite ninguno de sus trabajos. Antes de la cocción, pule cada pieza con gran energía, alisándola y cerrando los poros de la arcilla. Luego, coloca las piezas a la sombra para que se sequen lentamente, y luego las mueve al sol hasta que toda la humedad haya desaparecido. Las piezas se cuecen en un horno de leña abierto colocado debajo de la superficie del suelo. Cuando están completamente horneados, el horno se cierra con rocas y barro debajo y piezas de cerámica rotas en la parte superior, para reducir la cantidad de oxígeno que llega al fuego y crear condiciones que resulten en la coloración negra de las piezas. A continuación, se realiza la decoración mediante apliques e incisiones. Carlomagno se inspira en la riqueza cultural que observa en la vida cotidiana en México. Aunque la mayoría de las piezas que crea están inspiradas en personajes e imágenes tradicionales de Oaxaca, también incluye representaciones humorísticas de personalidades y eventos actuales. Su expresividad y realismo distinguen su obra. El tema más recurrente es la muerte e incluye esqueletos festivos, diablos, etc. Los expertos consideran que las piezas producidas por este artesano son auténticas obras de arte popular con fuerte arraigo en la tradición. Su evolución creativa le ha hecho destacar y le ha valido un reconocimiento internacional del que está muy orgulloso.