Giancarlo Carmignani

Nació en Buenos Aires, de padres italianos. Vivió en Argentina hasta los cinco años, luego se mudó a Italia con sus padres, primero a Livorno y luego a Pisa.
Giancarlo, muy joven, inicia su andadura pictórica de forma autodidacta. Sus obras están dirigidas a la representación de un naturalismo y una realidad toscana tradicional, marcada por la expresión "post-macchiaiola", que fue fundamental para su formación. Esta experiencia le hizo adquirir un dominio técnico y cromático que le permitió en los años siguientes presentar obras de considerable importancia para la crítica.
La carrera artística de Carmignani está lejos del experimentalismo en todas sus reformas, revisiones y rupturas. Es mejor vivir dentro de los propios mundos creativos que recurrir a soluciones intelectualistas forzadas, que a menudo carecen de motivaciones reales y conducen a menudo a manierismos absolutamente repetitivos. En cambio, el Arte se desarrolla según caminos personales impredecibles, alimentados por pasiones diferentes y por itinerarios a veces contrastantes y opuestos, aunque los resultados, obviamente, tengan la misma dirección. En los lienzos del artista predomina siempre la LUZ, alusiva, disponible, para una lectura romántica de las situaciones. Es el intérprete genuino de una naturaleza que le es familiar, a la que sabe dar esa "magia" que da a la obra esa atmósfera de tiempos lejanos y valores perdidos.
Su obra pretende ser un mensaje sereno de reflexión y amor por la vida y la naturaleza. Ha participado en exposiciones y realizado exposiciones personales. Sus obras se encuentran en colecciones privadas.