René Magritte

René François Ghislain Magritte nació en 1898 en Bélgica. Su infancia está marcada por la desaparición de su madre, quien se quitó la vida, y por su encuentro con Georgette Berger en la adolescencia, una mujer con la que se casa y que se convierte en su única musa.

Se traslada a Bruselas en 1915 donde realiza sus primeras obras impresionistas. Integra la Academia de Bellas Artes de Bruselas y descubre el cubismo y luego el surrealismo. Se convierte en diseñador gráfico en una fábrica de papel tapiz y empieza a codearse con surrealistas belgas como Goemans y Nougé.

Se muda a París en 1927, donde se relaciona con surrealistas emblemáticos como André Breton, Luis Buñuel, Salvador Dalí, Paul Eluard, Joan Miró… Más adelante, ciertas diferencias con el círculo surrealista lo obligan a regresar a su país natal donde se convierte en líder del movimiento. Su preocupación por la guerra solo refuerza su pertenencia al pensamiento surrealista, pero también su implicación política.

A René Magritte le interesa la diferencia entre los objetos y su representación. Su obra explora los misterios que percibimos de la vida cotidiana, a veces utilizando el lenguaje, a veces escenografías teatrales, para poner en escena objetos extraños. Añade objetos familiares a sus cuadros y así nos invita a cambiar nuestra percepción de las cosas más simples, a potenciar nuestra subjetividad como ser humano.

Su estilo onírico le proporciona un reconocimiento mundial a partir de 1960. Sus obras han sido expuestas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York, en el Instituto de Arte de Chicago, en el Museo Boijmans Van Beuninge o incluso en el Centro Georges Pompidou.