Abstracto

Ninguna obra coincide con su criterio de búsqueda

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Abstracto

El arte abstracto nació a principios del siglo XX, más concretamente entre 1911 y 1917, con la obra de cuatro influyentes pintores: Frantisek Kupka, Vassily Kandinsky, Kasimir Malevich y Piet Mondrian . Aunque cada uno de estos artistas formuló su propia visión del arte abstracto, un contexto histórico común explica la aparición simultánea de este movimiento artístico.

Los descubrimientos científicos de principios del siglo XX revolucionaron por completo la percepción del mundo por parte del hombre. Estos artistas, literatos y cultos, conocían bien los avances científicos. En palabras de Paul Valéry, "en los últimos veinte años ni la materia, ni el espacio, ni el tiempo han vuelto a ser lo que eran desde tiempos inmemoriales". La gente necesitaba un nuevo lenguaje para expresar y comprender este "nuevo mundo". Estos cuatro artistas demostraron un gran interés por lo esotérico y lo oculto, lo que explica que lo abstracto se presente como una búsqueda de otro tipo de verdad, una forma de elevar la mente y el alma hacia nuevos horizontes, descubriendo los misterios más profundos de la humanidad. El ámbito de la música fascinaba verdaderamente a estos artistas; se identificaban con ella y, varios de ellos, especialmente Kandinsky, la utilizaban como inspiración. La música es el epítome de lo imponderable y lo intangible; sugiere significados al tiempo que escapa de la realidad.

La influencia de movimientos artísticos como el fauvismo y también sirvió de referencia para el desarrollo de la búsqueda estética del abstracto. La abstracción no pretendía representar el mundo visible, sino convertirse en un "lenguaje visual". Sin embargo, es esencial tener en cuenta que cada uno de estos cuatro pintores tomó un camino diferente y que formularon de forma independiente su concepción del arte abstracto.

El arte abstracto quería mostrar una "imagen abstracta", una representación no figurativa, fuera de la realidad. Querían crear un arte que fuera autosuficiente, que pudiera buscar en sí mismo los recursos necesarios para sustentar su existencia. La creación abstracta a menudo requería que los artistas desataran su conciencia, que se liberaran de las asociaciones visuales instintivas. Este enfoque producía obras poderosas que, aunque libres de cualquier significado literal, conservaban la capacidad de provocar fuertes sensaciones y sentimientos en el espectador. El triunfo del color, de la subjetividad y de la falta de convenciones, presagiaba el advenimiento de un arte liberado y libre de cualquier convención restrictiva. Los manifiestos del arte abstracto sentaron las bases de su estética. Las cartas de Kandinsky al compositor musical Schönberg demostraron la naturaleza porosa de los géneros en una época en la que surgía la música serial. Tanto la música como la pintura siguieron un camino de creciente "disonancia dentro de las artes". Estas obras de arte abstracto pueden exigir al coleccionista que se acerque a ellas de un modo particular. Aunque el juego de formas y colores del arte abstracto lo convierte en un estilo visualmente accesible, también es importante reflexionar sobre las obras más profundamente. Invitan al espectador a evadirse de la realidad, a considerar las cosas según el prisma de lo absoluto, de la esencia y la ausencia. Pueden animar al espectador a adoptar una nueva perspectiva del mundo, donde todo es asombroso y donde nuestra conciencia está constantemente maravillada por el mundo que nos rodea.

"El arte no reproduce lo visible; lo hace visible". - Paul Klee

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