Saul

Saúl

Hacer visible lo que no se ve: una emoción, un momento íntimo, un pensamiento, un instante como la eternidad.

Saúl, a través de un velo de modestia, con empatía, se manifiesta, dando voz a su lenguaje artístico. Su obra íntima se caracteriza por lo que detecta del interior desde el exterior.

Cualquiera que sea el tema, paisajes, objetos o detalles modestos de la vida cotidiana, son los seres vivos de los que nos habla el artista. Formas y formatos siguen un camino de pacificación, una calma en la que el artista se abraza y se funde con la obra misma antes de dejarla ir en silencio. Los cuadros, obsesivamente repetitivos según sus temas favoritos, se suceden pero no son iguales. En el anonimato, en una disolución del yo, la escritura y los títulos hablan por sí solos. Las olas de pensamientos se llaman “Autorretratos”, los pañuelos “Oiseaux Fantômes”. Hay movimiento, hay inspiración y hay aliento. Una energía vital, entre fuerza y delicadeza, potencia y suavidad. Las esculturas, pinturas e instalaciones son parte de una misma historia. Cada proceso pictórico responde a sí mismo. Las palabras se transmutan en gestos que nunca están lejos de la memoria, de la experiencia, de la vida. Y aunque siempre se trate de retratos, en cada obra Saúl se desvanece. No hay cara. La generosidad de la imaginación de Saúl no tiene fronteras, ni tiempo.

Cuenta libremente lo que siente y nos ofrece su visión para apropiarnos de ella.

Reconociéndose unos a otros.