Man's

El del hombre es todo lo contrario del pintor torturado e introspectivo. Ha estado bañado en pigmentos desde su más tierna infancia. Este trazo del lápiz, que le fue transmitido por su padre, le ha permitido durante más de 20 años expresarse a través de un lenguaje artístico propio. Pinta, o más bien traduce con grandes pinceladas de color su ira, sus emociones, sus deseos contenidos, y esto, siempre con el gusto de los demás.

Teje en el tiempo gracias a su pintura un vínculo universal, un guión entre el que crea, imagina, y el que se acerca a contemplar su obra.

Muy rápidamente, su pintura, que desafía el tiempo y las modas, evoluciona hacia realizaciones surrealistas, abstractas, fantasmagóricas, donde mezcla relieves, reflejos, formas y movimientos. Bailarín también, trabaja sus lienzos en el suelo, lo que le permite un gesto más extenso.

Para él, es necesario que el pintor se cuestione a sí mismo, que se interese por todas las formas artísticas pero también por todos los elementos y acontecimientos de nuestra sociedad que nutren, impregnan y dan vida a la obra global del diseñador evitando sobre el lienzo la única gramática del arte pictórico.