Raymond Voinquel

Raymond Voinquel, oriundo de Fraizes, en los Vosgos, mostró desde muy temprano un profundo interés por las cosas bellas. Huyendo de una vida de provincia sin ningún alivio especial, llegó a París en 1927 y probó suerte en la figuración cinematográfica, abrigando la esperanza de convertirse en actor. Por casualidad de un encuentro, se convierte en asistente del fotógrafo Roger Forster. Fue el inicio de una carrera magistral que convertiría a Raymond Voinquel en uno de los grandes de esta profesión tan especial. Su dominio de la cámara de gran formato, la luz y la impresión le valió la amistad y el reconocimiento de muchas estrellas de la época, quienes pronto comprendieron el interés por su fama por ofrecer a su público una imagen perfecta. Ophüls, Renoir, Melville pero también Bunuel o Carné lo visitarán. Durante la Segunda Guerra Mundial, período de hambruna para los genios del cine, muchas veces refugiados en Hollywood, Raymond Voinquel integrará los estudios Harcourt, obteniendo el privilegio de firmar con su nombre. El trabajo de Raymond Voinquel también incluye paisajes notables, fotografías tomadas durante viajes por Oriente donde se manifiesta una preocupación espiritual. Su práctica del desnudo masculino, tanto en el estudio como al aire libre, inspirará a algunos fotógrafos de moda contemporáneos que perpetúan la tradición y la excelencia del blanco y negro. Las luces de la vida de Raymond Voinquel se apagaron en 1994.