Denis Marcon

Denis M protege con orgullo sus pinturas como una madre de su hijo. Cogidos de la mano, recorren un camino de descubrimiento, se enriquecen mutuamente, dialogan sobre la marcha.

Como un padre que mira con amor a su descendencia, Denis M mira con cariño su trabajo artístico a medida que crece y se desarrolla, a veces apenas capaz de creer que él es el generador de lo que ve ante él. Ahora completamente adicto, no puede esperar para empezar de nuevo.

Es así como desde hace varios años este artista explora las infinitas formas de acercarse a su arte.

Sus colores se superponen, entrelazan y combinan a medida que agrega capa tras capa a sus lienzos a gran escala.

Una tras otra, sus pinturas se transforman en cortezas de árboles, fósiles, rocas o fibras granulosas. Forjadas por sus manos o por sus cuchillos, las venas y las huellas cobran vida.

De aquí emerge un trabajo que es literalmente 'con los pies en la tierra' y casi tan elemental como las pinturas rupestres. Recuerdas las materias primas del mundo que nos rodea en su coloración tonal y el ascenso y descenso de sus contornos.

Como un herrero que da forma al hierro fundido, Denis M da forma a sus óleos y acrílicos en tonos naranja, azul y gris para darles una presencia más audaz. De lo que se trata es de la textura y para ello utiliza cuchillos, manos y trapos.

No deja de preguntarse cómo llenar el espacio, qué audacia deben tener sus colores y qué espesor aplicar la pintura para apaciguar los imperativos de su interioridad creativa.

De vez en cuando se vislumbra una figura sombría, pero en su mayor parte no hay nada figurativo. Denis M es autodidacta y no pertenece a ninguna “escuela"; lo único que cuenta para él es el placer de crear algo.

Al pintar su propia visión interior y ser maestro de su propia técnica artística, Denis M produce un trabajo que no encaja en ningún patrón tradicional y con esta convicción interna como punto de partida, él y sus composiciones se mantienen fieles a sí mismos. .

Denis M no dice nada, no busca nada, sino que escucha, siente y se deja llevar.

El impulso de empezar a pintar trae sorpresa a su paso y él es el primero en contemplarlo con asombro.

Es un perfeccionista que va de lo invisible a lo intangible, buscando cada vez con más empeño revelar no sólo sus propios sentimientos sino también sus emociones profundas...

Si los sentimientos son el lenguaje del alma, la obra de Denis M consigue hablarnos con finura y sensibilidad.

Jules St Aubin, crítico de arte CE/CA