Gérard Blain

Gérard Blain, nacido en 1938, es un artista con una trayectoria atípica. Procedente de una familia modesta, habiendo dejado sus estudios muy temprano, se convirtió en camarero, trabajo que ejercería durante muchos años antes de abrir su propio restaurante con su esposa. Al mismo tiempo, escribe, dibuja y pinta, e incluso prueba su mano en la escultura. Este artista autodidacta aprende por mimetismo, reproduciendo a los grandes maestros pero también a su gato en movimiento. En 1970, cuando comenzó a exponer su obra, ganó rápidamente su primer premio. Las recompensas abundan, en particular el Premio de Pintura Joven otorgado por la gran galería Drouant, que en particular descubrió el talento de un tal Bernard Buffet. Este reconocimiento incluso atrajo a comerciantes japoneses que exportaron sus obras a Asia. El estilo de este autodidacta apasionado y talentoso ha evolucionado con el tiempo y, en particular, desde la muerte de su esposa. Antes pintaba lo que veía, desde entonces pintaba lo que sentía. Esta creatividad desbordante se ha convertido en un medio de expresión necesario. Después de una fase más oscura y atormentada en su trabajo, ahora está trabajando en dibujos humorísticos, no muy diferente de un artista que admira particularmente: Sempé. Lo que nos lleva a concluir este retrato con una frase de Gérard Blain: “La vida debe ser divertida”.