Fabrice Fanjoux

Nacido en Charité sur Loire en 1959, Fabrice Fanjoux dejó su pueblo en 1979 para trabajar en un taller de decoración y señalización en París. Sin conocer a Robert Indiana o Roy Lichtenstein, intuyó en el diseño y la belleza de los colores de los paneles publicitarios las potencialidades de un lenguaje artístico. Sin embargo, la idea de ser escultor no se le ocurrió de inmediato y se mudó a Auvernia a principios de los años 80. Después de tres años de lecciones nocturnas de dibujo en la Ecole des Beaux-arts y de un año de formación con carpinteros oficiales, trabajó como decorador durante 6 años. Alrededor de 1987, se acercó a la escultura para experimentar con un trabajo intuitivo sobre mármol y piedra Volvic en el taller. A principios de los 90, bajo la influencia de Anne Calaguig, toma conciencia de la expresión pictórica moderna y contemporánea con artistas como Jackson Pollock, Cy Twombly, Sam Francis y Giacometti. Estos últimos le animan a practicar un masaje gestual y voluminoso. En 1997 llegó el momento de la afirmación. Fabrice Fanjoux decide volver a París para dedicarse a una escultura luminosa de formas llenas y tensas, fruto de todas las vivencias del pasado. En los albores de la década de 2000, descubrió los textos fundacionales del hinduismo y se dedicó al Yoga. Este encuentro se materializa a nivel de escultura mediante una investigación más formal de la que emerge una forma genérica. Desde la inauguración de la Galería Corbel de la que es un gran artista, el pintor Fabrice ha enriquecido su lenguaje pictórico en una obra gráfica de contornos fuertes y muy claros. Interpretando sólidos de color puro y llevando la simplificación formalista al máximo, se apropia de las convenciones estéticas del diseño gráfico.